Sin ir más lejos, en el día de hoy, ¿cuánto tiempo has sido tú mismo/a al 100%? ¿qué sientes en ese momento de libertad? ¿Acaso no es maravilloso sentir como tu corazón se expresa?
En ocasiones, sobre todo a lo relacionado a las relaciones sociales, la presencia de otra persona puede ser motivo de tu ausencia, por diferentes motivos, aunque mayoritariamente sea por miedo a expresarte como realmente eres.
Este miedo puede haber surgido como defensa en algún momento de tu vida en el que, como método de supervivencia o adaptación, has optado por pasar desapercibido, teniendo como consecuencia, el descuido de tus propias necesidades.
Áreas donde a menudo se expresa esta actitud pueden ser la pareja o el trabajo.
Te invito a coger papel y boli y responder con toda la sinceridad de tu corazón, ¿realmente crees que es una actitud que te hace feliz? Es más, ¿hace feliz a la persona o personas que hacen surgir en ti esta defensa? ¿Para qué asumes este rol? ¿Qué temes perder si eres tú mismo o tú misma? ¿Qué pasaría si lo fueses?
Espero te haya servido para identificar alguna creencia q quizá te este limitando.
Recuerda, que su presencia no sea tu ausencia, sino una oportunidad de expresar lo mejor de ti, de adquirir una acción transformadora donde solamente Ser puede ser tu mayor aportación.
Que su presencia sea, tu mayor presencia.
Elena Danasther 